jueves, 19 de mayo de 2011

Crítica de El hipopótamo

Ayer miércoles 18 de Mayo los alumnos de la ESAD realizaron una obra de teatro llamada El hipopótamo
La obra contenía un humor absurdo y exagerado, según lo que entendí ridiculizaba la sociedad, el movimiento de las masas hacia una misma moda o de como nos dejamos influir por la sociedad aún habiendo hecho el esfuerzo de ser diferentes. Somos borregos que actuamos como la sociedad quiere.
Con respecto a la escenografía creo que estaba bastante bien, porque trataban de ilustrar la mayoría de las cosas como por ejemplo cuando bebían agua o alcohol.  El primer escenario consistió en dos sillas situadas juntas de manera que los respaldos de ambas se tocaban, apoyada en ellas una bandeja de hostelería. Lo que simulaba que la escena allí representada sería la terraza de un bar, un hecho que se hace visible con las dos sillas que hay situadas al final y esta vez de frente, una farola, y una alfombra con una rayuela dibujada.
En el segundo escenario encontrábamos  un perchero  situado a la izquierda y una mesa a la derecha con artículos de escritura, lo cual nos llevaba a pensar que estaban en una oficina, también deducible por el vestuario de los actores que la representaron.
En el tercer escenario había como una especie de cama a la izquierda y una silla situada al fondo más o menos céntrica y como dos bolsas de basura a la derecha que no entendí muy bien para que servían.
Y por último el cuarto escenario consistía en una cama en el centro y un gran espejo situado unos centímetros a la derecha de la cama un poco mas hacía el público luego por los laterales iban apareciendo sillas que representaban a la gente transformada. En la parte de atrás una malla transparente que separaba este escenario del lugar de transfomación de las personas en hipopótamos, simbolizado por unas chaquetas grises que estos se colocaban.

En cuanto a la iluminación no hay nada que destacar, o quizás los efectos de la tele, y como se iluminaba el lugar donde la gente se transformaba en hipopótamos cada vez que se producía una transformación.

El vestuario era más bien casual, excepto en la escena de la oficina, en la que iban vestidos con traje de chaqueta.
En el comienzo de la obra, pensé que los actores estaban sobre actuando, lo cierto es que no tenía ni idea de que iba la obra y creía que era teatro realista. Estuvo muy bien y muy entretenida, pero el final se me hizo un poco pesado.

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